Aunque parezca extraño, debido a algunas plataformas obsoletas y un poco de hábitos duros, Internet Explorer ha tenido durante años (y tuvo hasta el mes pasado) el mérito de ser el navegador de escritorio más utilizado del mundo.
Sin embargo, era de esperar que tarde o temprano esta tendencia cambiara, así fue en abril de 2016: según las estadísticas de Cuota de mercado neta, de hecho, Internet Explorer tiene perdió su primacía in favor de Google Chrome, el navegador de Google que ha logrado infiltrarse en el día a día de muchos usuarios.
El declive de Internet Explorer fue paulatino, principalmente gracias a la mejora de los competidores (especialmente Chrome, de hecho) y al progresivo desinterés de Microsoft, que se limitó a aplicar los parches de seguridad necesarios a su navegador sin comprometer demasiado en cuanto a funcionalidad. Por otro lado, el salto a las glorias Google Chrome, que el año pasado logró recaudar un "modesto" 27%.
La compartir la diferencia entre los dos navegadores es insignificante - 41.66% para Chrome frente al 41.35% para Internet Explorer, pero esa es una señal fuerte que muestra cómo la situación esta cambiando a pesar de todas esas situaciones que hacen casi obligatorio (gestión, compatibilidad, etc.) utilizar IE.
No es ningún secreto que Microsoft ha centrado sus esfuerzos en el navegador insignia. Microsoft Edge, uno de los caballos de batalla de Windows 10 que el gran Redmond está tratando de mejorar constante y cuidadosamente. Sin embargo, antes de que podamos competir por completo con los dos gigantes de los polos, Windows 10 debe crecer aún más y eso al navegador se agregan oficialmente características ya presentes y muy apreciadas en sus competidores, por ejemplo soporte para complementos.
¿Será solo cuestión de tiempo?